Los dueños de algunas productoras y los directores de muchos programas de televisión se deben estar tirando de los pelos estos días. Y es que será en el transcurso de éstos cuando el Tribunal Supremo haga pública una sentencia por la que se prohibirá la emisión en televisión de imágenes registradas con cámara oculta.
Sin duda alguna habrá un antes y un después en el mundo de la televisión tras la aplicación de esta sentencia. Sobre todo para todos esos programas de pseudo-periodismo de investigación que hacen de la cámara oculta su razón de ser. No les quedará más remedio que recurrir a técnicas informativas más lícitas para desenmascarar a falsos doctores, delatar a líderes de sectas o denunciar la venta de bebés. Sí, será menos efectista y le restará morbo al asunto, pero por lo menos se ganará en honestidad.
Desde mi visión en sistema PAL extraería dos máximas de todo este asunto. La primera, que el fin no debería justificar los medios. La segunda, que la televisión es lugar para la denuncia pero no para el juicio.
Sin duda alguna habrá un antes y un después en el mundo de la televisión tras la aplicación de esta sentencia. Sobre todo para todos esos programas de pseudo-periodismo de investigación que hacen de la cámara oculta su razón de ser. No les quedará más remedio que recurrir a técnicas informativas más lícitas para desenmascarar a falsos doctores, delatar a líderes de sectas o denunciar la venta de bebés. Sí, será menos efectista y le restará morbo al asunto, pero por lo menos se ganará en honestidad.
Desde mi visión en sistema PAL extraería dos máximas de todo este asunto. La primera, que el fin no debería justificar los medios. La segunda, que la televisión es lugar para la denuncia pero no para el juicio.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Por desgracia, la cámara oculta como herramienta de investigación ha visto cómo se pervertía su uso hasta convertirla en un medio en sí. Para que luego las cadenas hablen de autorregulación.
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