miércoles, 24 de septiembre de 2008

A GOLPE DE CHA-CHA-CHA

Siento romper el clima creado con la anterior entrada, pero este blog promete ser así. Y ha llegado el momento. Voy a hablar de Ana Obregón, sí de la Obregón. Pero que no cunda el pánico, no vamos a entrar a valorar sus estilismos o su última conquista. En lo que nos vamos a detener va a ser en el sueldo que percibe este personaje por su nueva ocupación.

El pasado miércoles se presentó ante los medios, y rodeada de una gran polémica, la nueva edición de ¡Mira quién baila! Para esta temporada, el programa de baile contará con caras muy conocidas entre sus concursantes. Como la citada Ana Obregón, Ortega Cano, Terelu Campos, Vicky Martín Berrocal, el ex-futbolista Julio Salinas, o Boris Izaguirre, aunque éste último no como aprendiz de bailarín sino como miembro del jurado.
Esta vez, la polémica ha saltado a raíz de la pregunta que se hace mucha gente: ¿cuánto será el dinero público destinado a pagar los cachés de estos concursantes? El revuelo debe estar justificado ya que la cifra se presume preocupante.

Según lo publicado en algunos medios de comunicación, el torero Ortega Cano podría estar cobrando 30.000 € a la semana únicamente en concepto de dietas. Y si hacemos memoria recordaremos la cifra estimada que cobraba Carmen Martínez Bordiu, concursante de la edición del 2006, que pudiese haber rondado los 50.000 € también semanales. Definitivamente, sí, es preocupante.

Ante todo esto, la postura tanto de la corporación pública como de Gestmusic, la productora del programa, ha sido el silencio.
“Gestionamos el presupuesto que nos da TVE como podemos, y son datos que no vamos a desvelar”, declaró Toni Cruz, productor ejecutivo de Gestmusic. A su vez, Carlos Fernández, director de Contenidos y Programación de TVE, apuntó: “TVE no tiene por qué desvelar sus acuerdos con empresas privadas”.

A todo esto hay que sumar, los cada vez más bajos índices de audiencia en anteriores ediciones del programa y las protestas de los sindicatos de RTVE por la desmesurada cantidad de dinero empleada en la contratación de estos personajes cuando la situación económica de la cadena no es la deseada y además está inmersa en un proceso de regulación de empleo que afecta a más de 4.000 de sus trabajadores.

¿Es lícito que la televisión pública destine una partida importante de su presupuesto, que dicho sea de paso proviene de los impuestos que pagamos todos, a sufragar estas producciones? ¿Es lícito el secretismo que envuelve al presupuesto de este programa? ¿Es lícito ver el contoneo de caderas de Ana Obregón en el prime-time de la televisión publica mientras éste podría ser cubierto con contenidos de mayor interés para todos? ¿Es lícito que mientras están siendo despedidos cientos de trabajadores de la corporación pública se gasten semejantes dinerales en la contratación de los personajillos acabados de siempre?...

Para finalizar, me gustaría lanzar un mensaje a los miembros del consejo de RTVE: “Si pensaban que con el cambio de la imagen corporativa iban a dar la sensación de televisión pública diferente y moderna, con la producción de programas como ¡Mira quién baila! se hacen un flaco favor a ustedes y a nosotros, los espectadores.

 
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