miércoles, 29 de octubre de 2008

DEBATE CANNÁBICO

Tal vez sea la falta de ideas. Puede que se trate de falta de motivación. O puede que sean pocas ganas de trabajar. No sé. No sé que puede llevar a Ana Rosa Quintana a recuperar, temporada tras temporada, un mismo tema para los debates de su programa. Me refiero a las discutidas drogas, esta vez encarnadas en la marihuana.
Hasta aquí todo bien. No voy a ser yo quien juzgue al programa por la repetición de contenidos. Lo preocupante aquí no es la repetición sino la baja calidad de esos contenidos. Y lo visto en la mañana de ayer sería de todo menos un debate en condiciones.
Dada la situación, me permito dar unas recomendaciones a la dirección de El programa de Ana Rosa para la próxima vez que se les ocurra reflexionar sobre el cannabis:

Primera. Sé que diez minutos en televisión son toda una eternidad pero si pretendemos debatir sobre un tema tan controvertido, diez minutos con un bloque de publicidad por en medio no son suficientes ni para exponer las primeras ideas.

Segunda. Si queremos debatir es fundamental contar con la participación de expertos en la materia. Presentar al Conde Lecquio, Alejandra Prat o Belén Rodríguez como expertos en algo es un insulto.

Tercera. Unir sistemáticamente los conceptos jóvenes y drogas es peligroso e irresponsable.

Cuarta. Es de simples reducir todo el espectro de consumidores de cannabis a una ínfima parte. No sólo consumen hachís o marihuana los jóvenes con pantalones caídos y palestino al cuello.

Quinta. Argumentar que el consumo de marihuana conduce estríctamente al consumo de drogas duras denota poca inteligencia.

Sexta. Criminalizar el consumo de este tipo de sustancias es una actitud injusta y sensacionalista.

Séptima. El uso terapéutico y medicinal del cannabis no es algo marciano. Existe y se lleva a cabo con normalidad en muchos países europeos.

Octava y última. La documentación previa de la conductora de un debate es necesaria para no dar al traste con él.

Mañana tras mañana, Ana Rosa Quintana nos da lecciones de cómo hacer un programa de televisión con lo mínimo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fantásticas recomendaciones, ojalá te escuchasen pero tú hablas de ética y de responsabilidad periodística y ninguna de las dos cosas están entre los objetivos del programa de Ana Rosa.

 
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